Desmontando los mitos del amor y la amistad desde la psicología

El 14 de febrero es una fecha llena de simbolismo: flores, chocolates, grandes declaraciones y un sinfín de gestos románticos que vemos en redes sociales, películas y publicidad, para celebrar el tradicional Día de San Valentín. Pero, más allá de la idealización, el amor y la amistad son vínculos complejos que no siempre encajan en los estereotipos que nos han enseñado; de modo qué, ¿cuánto de lo que creemos sobre el amor y la amistad está basado en realidad, y cuánto en mitos que pueden afectar nuestras relaciones?

Desde la psicología, podemos cuestionar algunas de las creencias más extendidas sobre las relaciones y aprender a construir vínculos más auténticos y saludables.

Algunos mitos sobre el amor y la amistad que pueden hacernos daño

A lo largo de nuestra vida absorbemos muchas ideas sobre lo que «debería» ser el amor o la amistad. Estas creencias, lejos de ayudarnos, no solo afectan nuestras relaciones, sino que pueden generar frustración, dependencia emocional, culpa o la sensación de que algo está mal en nosotros si no encajamos en ellas. A continuación, vamos a intentar desmontar algunos de los mitos más dañinos:

Mito: «El amor todo lo puede»

Realidad: La idea de que el amor es suficiente para superar cualquier obstáculo puede llevarnos a tolerar situaciones poco saludables. En realidad, una relación de pareja o amistad no se mantiene solo con sentimientos, sino con respeto mutuo, comunicación y compromiso de ambas partes.

Es importante entender que hay momentos en los que, aunque haya amor, la relación puede no ser funcional o saludable. A veces, dejar ir también es una forma de amor.

Mito: «Si me ama o me quiere, debería saber lo que necesito sin que se lo diga»

Realidad: Aunque en las relaciones cercanas se desarrolla una gran conexión emocional, nadie tiene la capacidad de leer la mente. Esperar que los demás adivinen lo que sentimos o necesitamos puede generar malentendidos y resentimientos innecesarios.

Las relaciones sanas se construyen con comunicación asertiva. Expresar lo que nos molesta, lo que necesitamos o lo que nos hace felices fortalece los vínculos y evita suposiciones erróneas.

Mito: «Si una amistad es verdadera, debe durar para siempre»

Realidad: Las amistades, al igual que las relaciones de pareja, evolucionan con el tiempo. A lo largo de la vida, las personas cambian, evolucionan y toman caminos distintos. Algunas personas nos acompañan en ciertas etapas y en otras no, y eso no significa que una amistad, o una relación que terminó, haya sido falsa o menos valiosa.

Aprender a soltar sin resentimiento es clave para el bienestar emocional. No todas las amistades están destinadas a ser eternas, pero cada una deja un aprendizaje importante.

Mito: «Para ser feliz, necesito encontrar a mi ‘media naranja'»

Realidad: La creencia de que somos seres incompletos hasta que encontramos a nuestra «otra mitad» refuerza la dependencia emocional y la idea de que la felicidad proviene de los demás. La base de una relación sana es el amor propio y el bienestar individual. Dos personas deben complementarse, no depender una de la otra para sentirse completa.

En realidad, cada persona es un individuo completo por sí mismo. Las relaciones sanas no se basan en la necesidad de llenar vacíos, sino en la elección consciente de compartir la vida con alguien sin perder nuestra propia identidad.

 

¿Cómo podemos construir relaciones más saludables?

Si en lugar de basarnos en mitos aprendemos a fortalecer nuestras relaciones desde la autenticidad, podemos disfrutar de vínculos más satisfactorios y libres de expectativas poco realistas. Vamos a ver algunas claves:

Comunicación abierta y honesta

La calidad de nuestras relaciones no depende solo del tiempo que pasemos juntos, sino de cómo nos comuniquemos. Ser honestos sobre lo que sentimos y pensamos evita malentendidos y nos permite construir vínculos sólidos.

En la amistad, esto significa poder hablar con sinceridad sin temor a ser juzgados. En el amor, implica expresar tanto las necesidades como los límites, sin esperar que la otra persona los intuya por sí sola.

Equilibrio y reciprocidad

Las relaciones sanas no se miden por grandes gestos, sino por la constancia y el apoyo mutuo en el día a día. Si en una relación una persona siempre da más de lo que recibe, con el tiempo puede aparecer el agotamiento emocional.

Pregúntate: ¿Esta relación me hace sentir valorado/a? ¿Existe un equilibrio en lo que doy y lo que recibo? La reciprocidad no significa que todo sea 50/50 en todo momento, pero sí que ambas partes se sientan cuidadas y respetadas.

Límites sanos: Amar no es sacrificarse sin medida

Muchas veces se confunde el amor con la entrega absoluta, pero los límites son esenciales para proteger nuestra salud emocional. Amar no significa renunciar a nuestras necesidades ni permitir que otros nos hagan daño.

Aprender a decir “no” y establecer límites claros no nos hace egoístas, sino emocionalmente responsables. Un límite sano puede ser desde decidir qué tipo de conversaciones estamos dispuestos a tener hasta definir cuánto tiempo y energía dedicamos a una relación.

El amor propio como base de cualquier relación

No podemos construir relaciones sanas si partimos desde la inseguridad o la necesidad de validación externa. Antes de buscar amor en los demás, es importante fortalecer nuestra autoestima y aprender a estar bien con nosotros mismos.

Amar no es depender, sino compartir. Y para compartir desde un lugar sano, primero debemos sentirnos cómodos con quienes somos.

Aceptar que las relaciones cambian y permitirnos evolucionar

Es normal que a lo largo de la vida nuestras relaciones evolucionen. Lo que necesitamos o valoramos en la adolescencia puede ser diferente a lo que buscamos en la adultez.

Aceptar el cambio nos permite soltar relaciones que ya no nos aportan bienestar sin culpa ni resentimiento. A veces, alejarse de alguien es necesario para el crecimiento personal.

Amistad y amor desde la psicología, más allá de los mitos románticos

Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

Entonces… ¿qué hacer hoy, 14 de Febrero? Celebra el amor y la amistad de manera auténtica

El 14 de febrero no tiene por qué ser una fecha basada en expectativas externas o comparaciones. En lugar de medir nuestras relaciones por lo que dicta la sociedad, podemos celebrarlas de una forma que tenga sentido para nosotros.

·      Tal vez para ti signifique un momento de gratitud con las personas que quieres.

·      O tal vez sea un día para practicar el amor propio y darte un espacio de autocuidado.

·      Puede ser una oportunidad para fortalecer amistades o reconectar con alguien especial.

Lo importante es recordar que el amor y la amistad no se demuestran solo con regalos o gestos grandiosos, sino con la forma en que elegimos cuidar y nutrir nuestras relaciones cada día.

🔹 Y tú, ¿cómo celebrarás este 14 de febrero? 😊

Me encantará leerte en los comentarios. 😊,

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Ana de la Calle

Psicóloga apasionada por su profesión, quiero compartir mi experiencia con cualquiera que pueda necesitar de una orientación y apoyo en su vida para sentirse verdaderamente mejor.

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